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Comentar el cuadro de Goya
Al observar “El 2 de mayo de 1808” de Goya, llama la atención la intensidad emocional que se concentra en cada figura. Los personajes parecen atrapados en un torbellino de violencia y desesperación. En primer plano, varios madrileños se lanzan contra los mamelucos con una mezcla de rabia y valentía desesperada: algunos atacan con cuchillos o navajas, otros agarran con fuerza a los caballos, intentando frenar el avance enemigo. Sus gestos expresan furia, resistencia y una determinación casi instintiva por defender su ciudad.
Los caballos, desbocados y aterrados, contribuyen al caos. Levantan las patas, como si también fuesen víctimas del tumulto. Los soldados mamelucos muestran expresiones tensas, algunos inclinados hacia delante intentando controlar a los animales, otros respondiendo al ataque con armas en alto. Sus cuerpos parecen rígidos, como si avanzaran a la vez con disciplina y miedo. Las actitudes de todos los personajes revelan un momento de lucha frenética, sin orden, dominado por la confusión. Las reacciones oscilan entre el coraje, el terror y la desesperación, lo que transmite la dimensión humana del levantamiento del pueblo de Madrid. Goya muestra así no solo un episodio histórico, sino también la crudeza emocional de una multitud enfrentándose al poder.
Los mamelucos eran soldados de caballería ligera que formaban parte del ejército napoleónico. Procedían originalmente de Egipto y de otras zonas del Oriente Próximo, donde habían sido guerreros muy temidos. Napoleón los incorporó a su ejército tras su campaña en Egipto, y los utilizó como tropas de élite.
En el cuadro El 2 de mayo de 1808, Goya los representa luchando contra el pueblo de Madrid durante el levantamiento contra la ocupación francesa. Sus turbantes y vestimentas orientales los hacen fácilmente reconocibles y acentúan el contraste entre los invasores extranjeros y el pueblo madrileño.